El edificio Ciudad de Melilla 33 (Málaga) de Antonio Lamela ya es patrimonio histórico
Final feliz para una joya de Antonio Lamela. El 5 de marzo pasado, el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía (BOJA), culminaba la inscripción del edificio Ciudad de Melilla 33, levantando en el barrio de la malagueta, en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz. De esta forma, el inmueble queda protegido para el futuro.
Construido por Antonio Lamela entre abril de 1967 y septiembre de 1971 es un bloque de 16 plantas que se convirtió en una de las primeras torres de Málaga. La llegada de la modernidad a la ciudad andaluza. “Tiene una situación emblemática y su orientación resulta muy ingeniosa: oblicua, 45º respecto a la calle, para mirar siempre al mar”, describe Carlos Lamela, presidente de Estudio Lamela. Solo el portal, con gresite geométrico en las paredes, una estructura llena de curvas y un mobiliario original hace viajar a esos años setenta. El suelo, vestido con unos azulejos azules alentejo, es una prolongación del mar, como si la marea entrara dentro del portal. “Parece que se hubiera quedado congelado en el tiempo”, sostiene Lamela. El edificio se ha conservado bien. No hay cierres metálicos, ni aires acondicionados ni añadidos que afeen su belleza. Y sus terrazas, distribuidas en cascadas, dan un ritmo y una placidez de la que carecen otros edificios vecinos. Es lo que enamoró a María Benavides cuando, en 2015, alquiló una de las viviendas junto a su familia. “Nada más entrar sabía que me la quedaba”, afirma la malagueña en la revista ICON (El País). “Grandes ventanales, mucha luz, carpintería exquisita, orientación fresca en verano y suave en invierno, todo me convenció”, asegura esta interiorista.
“Un
adelantado a su época”
Ella, junto con el arquitecto Daniel Rincón, han sido los promotores de la
protección del edificio. Empezó por el portal. Los vecinos querían someterlo a
una reforma en 2019 que lo destruiría. Habló con ellos. Con algunos sumó
fuerzas. También se puso en contacto con Estudio Lamela, que se ofreció,
desinteresadamente, a hacer las reformas que necesitaba, debido al paso del
tiempo, pero, desde luego, respetando el diseño original. La Real Academia de
Bellas Artes de San Telmo mostró su apoyo al portal, al igual que el Colegio de
Arquitectos de Málaga. “Es un edificio de calidad en cuya protección merecía la
pena trabajar”, cuenta, a la revista, su decano, Francisco Sarabia. La Junta de
Andalucía entendió el valor no solo del portal sino de todo el edificio, y lo
protegió el 5 de marzo. Un acto de justicia.
“Antonio Lamela era un adelantado a su época: siempre pensó que la arquitectura debía hacerse de dentro hacia afuera. Era mucho más ligera, con formas que casi flotan y una elegancia contenida”, reflexiona Rincón en la revista ICON. Final feliz para una joya de Antonio Lamela.